martes, 7 de diciembre de 2010

Esperanza

Es tarde… tardísimo
todo está oscuro
sin zapatos y de puntillas trato de no hacer ruido
para no despertar a nadie
La estela de mi madre duerme en la sala
la esquivo como puedo
En las escaleras, la niña que fui me pide un abrazo
el cual le niego, tiene que dejar de necesitar protección
y empezar a tolerar la soledad
En la estancia, el retrato de mi padre joven me habla
y su voz ronca me reprende y me juzga
como siempre, sin saber…
En mi habitación, mi pez me saluda a la par que el recuerdo
del hombre que am
é me produce en escalofrío en la espalda
Me acuesto y la imagen de ese hombre que
ensangrentado yace en la cruz me dice “hija mía, ¿qué haces?”
y una lágrima roda mi mejilla pues bien sé que no es Él
quien me dice eso sino yo misma que no logro entender
en que momento la realidad me supero y caí en este
abismo que hoy me consume.
Cuando por fin duermo, mi abuelo me visita en sueños y
me dice “todo estará bien” para después toparme con la
mujer en la que me convertiré quien sonriente,
me guiña  un ojo…



Inconcluso I

a.
Noción cataléptica
certeza cuadrada
sombra…
uña fosilizada
puta coja
un baño, gritos… 

terapeuta intercambiable
cantante de closet
sueño…
hoja de seda
pasta de cartón
idioteces escribo…

El problema ya no es hacer la pregunta
El problema es hallar la respuesta
ya no es cosa de buscar,
sino de esperar…

b.
Traje arrugado
músculo contraído
ruido ensordecedor
luz
película mala
best-seller deteniendo una mesa
postales en blanco
mar…
no hay palabra suficientes que describan
toda la falacia, locura e insensatez de este mundo

¿o sí?


Sexto sol

La tele
La maldita tele
La bendita tele
No se calla
Emite un sonido
Casi eterno
Y mis dedos
Cómicos
se mueven ante mis ojos
golpeando el teclado
pensando, razonando, reflexionando
con el micro cerebro que les encajé
bajo las uñas,
sin duda tienen vida propia…

La pantalla ilumina mi rostro
y mientras más lo hace más va nublando
mi juicio, más se oscurece mi criterio,
tanta publicidad se incrusta en mi cerebro
el otro, el que anida bajo mi cráneo,
el que hoy es más gris que nunca gracias
a demasiada contaminación, smog espiritual
que coarta mi sexto chakra, que lo aplasta y
le impide brillar…

Pantallas, pantallas me rodean
de la tele grande, de la tele chica,
de esta compu y de la otra,
hasta la ventana parece tener vida propia
de tanta luz y movimiento que refleja
y todo este exceso de energía eléctrica,
de luz artificial,
acabará por comernos la carne
y drenarnos el alma, a todos
porque ahora tenemos micro cerebros bajo las uñas
y micro cerebros en la cabeza también,
el corazón infectado, los órganos cancerosos,
los sentimientos mutilados, los músculos atrofiados,
la conciencia obsoleta, la razón moribunda,
el aura contaminada, la libido perturbada,
la salud mental extraviada y la kundalini
enredada en nuestros pies deteniéndonos,
enraizándonos, recordándonos que lo difícil
es la primera zancada pero de ahí, a correr
como locos, a montarnos en los caballos
de la pasión y a cabalgar por las venas de las
normas, de lo establecido, matando a los zombis
que tenemos por connacionales y congelando
a los buitres que tenemos por gobernantes,
empaquetémoslos y mandémoslos de una vez
al averno, a ese otro infierno de abajo para
ver si es cierto que así las cosas cambiarán…


La tele
la maldita tele
la asquerosa tele
no hace más que reiterar esto que digo,
me da la razón sin planearlo y yo,
que no soy mas que una persona,
una humanita sentada en algún punto
de este globo tan inmenso,
empiezo a pensar por primera vez
en los años que llevo de vida que
o es ahora o no es nunca y que
la nueva era -si es que llega- 
comenzará con el despertar
de nuestras mentes…



Lo que he visto...

He visto el miedo en los ojos de la gente cuando me mira.
He visto la intimidad de extraños que acuden a mí.
He visto verdades que no se cómo decir y tengo que callar.
He visto vidas enteras resumidas en nueve cartas.
He visto como dos llamas de fuego hablan la una con la otra
y como velas truenan al escribírsele mi nombre
Recuerdo cosas que no he vivido y entre tantas imágenes en mi
cabeza ya no sé cuando deliro y cuando no.
Difuntos me han dado mensajes en sueños que no sé si deba
difundir pero, peor que todo, cuando he dejado de pensar mi
boca se ha abierto sin que mi cerebro se lo ordenase y he dicho
que pasarían cosas que, para mi desgracia, se han cumplido.
Me vi reflejada en el corazón de un hombre temeroso, en los ojos
de una mujer que le lloró a su madre en el vientre y en el espejo
que, infame inquisidor, no me deja escapar a mi destino.
¿De que me sirve poseer este don si no me sirve para mí?
Trato de ayudar a todos mas no encuentro cosa más difícil que
ayudarme a mí.
Eso es miedo, y lo veo en mí.
La gente confunde el ser raro, idiota o loco con ver cosas que los
demás no ven. Eso es lo que yo veo (y siento)... cosas que los
demás no pueden, y no seré la única en este mundo pero tal vez
sí sea la única AQUÍ.