Sin título, sin nada

La catatonia permanente que emerge de tus poros
me contagia y paraliza mi cuerpo
pero no  mi mente
y me salgo de mí misma para contemplar la escena
que no ha de ocurrir
porque no soy yo ni eres tú
es un espejismo cínico que nos conduce
al cuarto más oscuro de mi casa
donde nace el deseo
y late la pasión.

Tu sexo es como una mandarina
dulce y fresca
que impregna el ambiente y me gotea
en la puerta del placer que he abierto
sólo para ti.

Las lenguas desbocadas batallan la una con la otra
en una pendiente que no tiene fin
por donde caemos a carcajadas
que se nos atora en el clímax
ah, qué sería de ti y de mí sin nosotros
entrelazados en la telaraña de sudor y besos
que nos envuelve

El peso de nuestros cuerpos espasmódicos
ajusta la balanza de espuma
que nos cobra la alegría
que nos quita y nos da vida
ahí donde se apilan los sueños incumplidos
ahí donde se olvida la emoción de la juventud
tú y yo nos atrevemos a sentir
a jugar, a gritar y a disfrutar
lo poco que se nos es entregado para gozar
con la falta y con la pérdida
y con un intercambio de roles y de máscaras
que no se detendrá jamás…

Ay, cariño mío
mi “foquito anaranjado”
somos tan hermosos
y nuestra canción es tan extasiante
que no quiero arruinar esto que tenemos
descalibrando nuestro trato
con lo cobarde, burdo y soez
que se me antoja
EL AMOR.